Presentación

Milagro cotidiano: el hecho de que hay muchos milagros cotidianos. Wislawa Szymborska El tema que nos convoca, en este nuevo número, es la intimidad. Ningún espacio más íntimo, de entrada, que el delimitado por las páginas y el lector que las experimenta. En ese sentido, los convocados sentimos que llevamos las de ganar: ¿quién mejor…

Cuento argentino: La semilla de la vida eterna por Aldo Vicente Favero

Romualdo ingresa anhelante a la choza de Abed, el gran brujo de las selvas oscuras de Cashiriari, anciano maestro de los machingengas, tribu de nativos del bajo Urumbamba. Viene a pedir la bendición del viejo gurú para acometer su marcha hacia las altas cumbres en búsca de su utópico mineral. El anciano Abed es un…

Cuento costarricense: Quieta por Penélope Gamboa Barahona

No puedo moverme, tengo los pies hundidos en la tierra y los brazos en alto, con los dedos cubiertos de hojas. No puedo moverme, pero lo observo todo desde donde estoy, me he hecho tan alta que mi vista alcanza a ver lo que hay más allá del río que cruza frente a mí. Esta…

Cuento costarricense: Margarita Daisy por María Pérez Yglesias

No te quiero. Te quiero mucho, poquito y nada, te quiero… Los pétalos de una margarita, robada a  mi vecina, caen al suelo  y los recoge mi miedo.  ¿Me querrán?  Observo el jardín. Busco una puerta secreta sin encontrarla, mientras  el sol refuerza el color de las flores y cientos de insectos pululan por todas…

Cuento mexicano: Somos manglar, no playa por Eduardo Omar Honey Escandón

Cuando el clima cambió, el verano perenne subió mucho más allá de lo conocido. Tanto el trópico de Cáncer como el de Capricornio parieron dos nuevos paralelos para limitar lo tórrido: 45 grados norte y sur. De Wisconsin al Mar de Tasmania las selvas fueron invocadas mientras los imperios de cemento se sofocaron en el…

Cuento mexicano: El llanto de las mandrágoras por Ulises Paniagua

Las mandrágoras son, en principio, amorosas. Seres complejos que pugnan por ganar territorio, y que en estas batallas demuestran un aspecto afectivo, pues los espacios que consiguen en su lucha sirven para consolidar un nido de amor, un tálamo vegetal al calor de las frondas vecinas. Plinio Apuleyo en uno de sus tratados más misteriosos…