Mesalina

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Messalina in the Arms of the Gladiator by
Joaquin Sorolla y Bastida.

Mesalina fue una joven liberal y aristócrata que tuvo gran influencia en la política de Roma. Era esposa de Tiberio Claudio César Augusto Germánico (emperador de la dinastía Julio Claudia) e hija del cónsul Marco Valerio Mesala Barbado Mesalino.
Si bien es cierto que Mesalina generó controversia en su tiempo, esto no impidió que recibiera grandes honores, tampoco que tuviera gran injerencia en los asuntos de estado gracias a la debilidad que su esposo sentía por ella. Tiberio era un hombre cojo y tartamudo, treinta años mayor, que, aunque fue conocido y respetado por ciertas virtudes políticas, sufrió en repetidas ocasiones a causa de la infidelidad de la desenfrenada y bella Mesalina. Sobre el tema nos dice Juvenal:

Fíjate en los rivales de los dioses, entérate de lo que tuvo que aguantar Claudio. Cuando la mujer se daba cuenta de que el esposo estaba dormido, osando vestir nocturnas capas como augusta ramera y preferir una esterilla a su alcoba del Palatino, se marchaba sin más compañía que la de una sola criada. Al punto, con una rubia peluca tapando su negra melena, se mete en un burdel al abrigo de una vieja cortina, ocupando un cuarto vacío y suyo; entonces, con los pezones al aire y pintados de oro se prostituye bajo el falso letrero de una tal Licisca y deja ver, noble Británico, el vientre que te llevó; acoge lisonjera a los que llegan y les pide sus monedas. Luego, cuando ya el alcahuete despacha a sus niñas, se marcha pesarosa, eso sí, habiendo cerrado el cuarto lo más tarde que puede y aún enardecida con el picor de su coño tieso, y cansada, pero todavía no harta de hombres, da de mano, y sucia con las mejillas ennegrecidas y afeada con el humo del candil llevaba hasta su almohada los olores del burdel¹.

La influencia política de Mesalina se hizo notar en los beneficios conseguidos por L. Vitelio, padre del futuro emperador, en el nombramiento de C. Silio como cónsul en el año 48 y en la muerte de Apio Silano (cónsul de 28), quien fue acusado de querer matar al emperador por Mesalina y el liberto Narciso. Sin embargo, aunque esta mujer tuvo gran poder, no pudo evitar sufrir un final trágico. Luego de haber tenido varios amantes (senadores, actores, gladiadores, militares…), se dice que Mesalina se enamoró profundamente de Cayo Silio, por lo que deseó casarse con él y destronar a Claudio mientras este se encontraba en Ostia. Fue Narciso quien expuso las oscuras intenciones de la emperatriz a su marido, por lo que se le castigó con la muerte, aun cuando Claudio daba muestras de querer perdonarla, pues el mismo liberto actuó precipitadamente y dio la orden de su ejecución en nombre del emperador.

¹ JUV., 6.114 ss.