Que Lucifer te ampare
¡oh Lilith moderna!
Llena eres de
depravación,
envidia de todas las mujeres.
Bendito sea tu ser
que atrae y asusta,
pues, a su alrededor
todo corroe.
Fácil soy
porque me derrito
en tus brazos.
Puta soy
porque pido más,
más del choque
de feroces labios
en frenesí voraz,
más del ritmo
de tus manos
en mi cuerpo,
de la lúbrica atención
de tu mirada.
Perversa soy
porque disfruto
de los golpes
y de las malas
palabras.
Mala soy
porque nunca
estoy satisfecha,
porque todos
son bienvenidos.
Que Lucifer te ampare
¡oh Lilith moderna!
Señora de injurias
y andares perversos.
Deseada tú eres
entre todas las mujeres.
Bendito sea tu néctar
que fluye abundante
y alimenta a quienes
gozan de tu cuerpo.
Este poema presenta una referencia mítica que alude a Lilith, la primera esposa de Adán según el folclore judío.
Adán y Lilith nunca encontraron juntos la paz; cuando él quería acostarse con ella, se ofendía por la postura yacente que él le exigía.»¿Por qué debo ponerme yo debajo?», le decía; «yo también estoy hecha de barro, de modo que soy tu igual”. Y como Adán intentase obligarla por la fuerza, Lilith, en un arrebato, profirió el mágico nombre de Dios, se elevó por los aires y lo plantó. El avergonzado Adán apeló a Dios, que empezó a modelarle una compañera más apta. (Figes, 1972: 27).
Sobre la autora
Marliz Giraldo Quesada nació el 29 de octubre de 1993. De madre costarricense y padre panameño, vivió sus dos primeros años en Panamá. El resto de su vida ha transcurrido en Costa Rica, país en donde creció al lado de su abuela y su mamá.
Entró a estudiar Psicología en la UACA, pero se dio cuenta de que esto no era lo suyo cuando llegó a la práctica terapéutica, entonces, decidió entrar a la Universidad de Costa Rica para estudiar Filología Española y desarrollar su verdadera pasión: la lectura y la escritura.
Hermoso poema, muy contestatario.
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