Iba el rey con su caballo
a matar a su adversario.
A quien mataba a diario
de hambre, era a sus vasallos.
Con zafiedad, sin desmayo,
con impuestos y aranceles,
para pagar sus corceles
y sus ropajes más bellos.
Abrumaba a todos ellos
y también a sus mujeres.
No era en la lucha el primero.
Era el rey muy elegante
siempre que fuera delante
con su yegua su escudero.
También el maestro armero
el cocinero y el mago
que embrujaba previo pago
al enemigo más fiero
más grande o más traicionero.
Siempre hacía algún estrago.
Llamaba bramando un cuerno
a unos dos mil caballeros
que pagaba con dineros
expoliados de sus siervos.
Su enseña lucia dos cuervos.
Con su pesada armadura
que le daba calentura
aguantaba la mañana
y solo el fin de semana
mas nadie estaba a su altura.
Iba pues el rey ¿delante?
tan feliz a la batalla
en su pecho las medallas
porque tenía bastantes
colgadas de sus estantes.
A veces la lanza en ristre,
pero le ponía triste
lancear y no ver sangre.
Y le hacía malasangre
matar solo en un despiste.
Era una fiera batallando
y un día llego a un castillo
de almenas bien protegido
Defensores aguerridos
tenían un buen caudillo.
Manso como un corderillo
se acercó hasta las murallas
y ofreció no hacer batalla
si la plaza se rendía.
Las vidas perdonaría
si se jurara vasalla.
El barón que allí mandaba
le dijo en tono valiente
si quieres hincarme el diente
ven a luchar con tu espada.
Si vences tendrás ganadas
estas tierras y esta plaza.
Muéstranos pues que tu raza
merece mandar mi almena
sentiría mucha pena
que cumplas con tu amenaza.
El desafío ha elegido
y el rey le pide a su brujo
una pócima, un embrujo,
que al rey deje convertido
en campeón aguerrido,
por otra espada invencible,
terrorífico y terrible.
El brujo le hace un brebaje
aunque duda que el potaje
dé un resultado temible.
Ya llegó el amanecer,
la pelea ha de empezar,
el rey vuelve a amenazar
y el barón a responder.
El rey cree que va a vencer
y provoca a su rival.
Tropezando lo hace mal
y el barón le da un gran golpe
Ridículo el rey se esconde.
Necesita un orinal.
Si eras un rey criminal
y te creíste un soldado
ten presto mucho cuidado
puede vencerte un rival.
En el mundo medieval,
y en el mundo del futuro,
no te creas tan seguro
si no eres algo especial.
Nadie es un rey ideal
si no fuere el rey Arturo.
Sobre el autor.
Federico Baena Lorenzo. Lleida, 31/05/1952. Licenciado en Historia. Licenciado en Documentación. Director Retirado de biblioteca municipal Pardinyes-Lleida. Labor literaria: Organizador de actividades literarias para adultos e infantiles y La hora del Cuento; director de Club de Lectura y del grupo de Rapsodia Pardinyes.
Premios y Publicaciones recientes (año 2020):
Primer Premio en el 10º Certamen «Picapedreros» de Poesía y Microrrelato, convocado por Revista La Oca Loca (Zaragoza).
2º Premio del 4to. Concurso de nanorrativa “Un Párrafo un Mundo” 2020. Ed. Letramargo de Cochabanba (Bolivia).
Finalista del IX Certamen de Poesía ASEAPO 2020 (España);
Finalista del Concurso “Versos en el aire X. (mayo, 2020) de Ed. Diversidad Literaria
8 Publicaciones en diversas antologías en micronarrativa y poesía en el año 2020, y en revistas literarias (por ejemplo relato en la XX convocatoria literaria La Sirena Varada (México) en junio de 2020.