Fe de Errata y otras microficciones de Ricardo Bugarín

FE DE ERRATA

El egiptólogo me dijo que lo mío era un problema de jeroglíficos. Una falta ortográfica, digamos. Parece que hay que eliminar, por ahí, algunas líneas de un ojo y hay que subsanar, por allí, algunas asperezas técnicas porque de lo contrario, cuando me descifren, en lugar de un canto de amor del limo y del ibis en arrullo, se van a encontrar con un exabrupto ontológico.

De Inés se turba sola (2015)

INÉS

EN EL AÑO 10 DE LAS BATALLAS

Ninguno de nosotros estaba convencido del rapto. Sospechábamos que eso era una patraña urdida con el sólo fin de probar las fuerzas. Nos hicimos a la mar con la idea que después de una simple escaramuza de batalla regresaríamos cada cual con su botín. Siempre es bueno traerse alguna esclava. La mujer, si es bien atendida, es un entretenimiento delicioso. Nunca supusimos que al cobarde Menelao le seguiría este intrépido de Aquiles. Y aquí estamos, siendo carne de un ciego aedo.

De: Bonsai en compota (2014)

AHÍ HUBO ALGUIEN

Desprendido del himacio avanzaste hacia mí. Tus manos se entretuvieron con mis cabellos mientras quitabas mi tolia. Mis manos recorrieron tus hombros y se apropiaron de tu fíbula. Sentí como las tuyas, con hambre detenido, recorrían el camino que desliga el amado peplo de mi cuerpo. Avanzamos. Tu jitón fue desvaneciéndose en el juego de mis manos y al caer el cíngulo quedó toda tu belleza liberada. Acercándonos aún más, nos tomamos de las manos en una especie de eteriedad sublime y deleitada. Liberados tus pies y olvidados mis bauquides, avanzamos. Un ave solitaria, desde algún lugar, con su canto nos acompañaba. Nos amamos como no se puede amar. Sentí la intensidad de tu mirada. Sentiste la profundidad de la mía. Hicimos de nosotros dos, el gozo y la plegaria. Con los siglos el friso se ha ido desgranando. Nuestro mármol no ha soportado el trajinar de las tierras. Para los demás, somos conjeturales y estamos datados. Recién un niño, acercándose al vidrio, nos señala y dice: ahí hubo alguien.

De: Bonsai en compota (2014)

BONSAI T.jpg

ARS AMANDI

Siempre amó los cuerpos romanos. Los de pelvis chatas, glúteos redondeados y pechos de triángulo. Se contentaba, en caso de necesidad, con los de otras características pero, los de contornos marmóreos fueron sus preferidos. Había en todo eso algo así como una especie de oda culinaria, de voluptuosos sabores, de jugosas y saciadas ansiedades, de expectación lograda más allá de las carnes y las edades. Ahora, en estos tiempos individualistas y groseros, están armando en el fondo de su patio una copia del Coliseo. Piensa llevar allí la minuciosa labor del goce pero ya en un ámbito privado, mientras su melena su entretiene con el viento y observa sus garras afiladas, robustas y certeras que aún conservan la sagacidad desplegaba en las arenas.

De Benignas insanias (2017)

LIBRO

 


Sobre el autor

Ricardo Alberto Bugarín (General Alvear, Mendoza, Argentina, 1962) es escritor, investigador y promotor cultural.

En 1981 publicó la obra poética Bagaje y los libros de microficción Bonsai en compota (Macedonia, Buenos Aires, 2014), Inés se turba sola (Macedonia, Buenos Aires,2015), Benignas Insanías (Sherezade, Santiago de Chile, 2016) y Ficcionario (La tinta del silencio, México, 2017).

Algunos textos de su libro Bonsai en compota han sido traducidos al francés y publicados por la Universidad de Poitiers (Francia).

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