Una aproximación al libro Un viaje con Margareth y otros relatos de Luis Carlos Vásquez Mazzilli por Marta Rojas Porras

A partir de una serie de elementos que enriquecen y estructuran la obra de Luis Carlos Vásquez Mazzilli, la académica y escritora Marta Rojas Porras presenta sus apreciaciones sobre esta colección de relatos por medio de la siguiente nota.

1. El tópico del viaje en la literatura

Los viajes han nutrido la literatura a lo largo de los tiempos. Homero y La odisea; Joseph Conrad y El corazón de las tinieblas; Julio Verne y El viaje al centro de la tierra, por citar alguna de sus obras; Ernest Hemingway y Las nieves del Kilimanjaro, y un extenso etcétera.

En Latinoamérica, Cortázar y Carol Dunlop, con “Los autonautas de la cosmopista”, Alejo Carpentier con Los pasos perdidos, Camino a Santiago y García Márquez con Relato de un náufrago y El amor en los tiempos del cólera.

En Costa Rica, Yolanda Oreamuno con “Pasajeros al norte”, Pío Víquez con Política, viajes y semblanzas; y, en los tiempos contemporáneos: María de la noche de Anacristina Rossi, Una viajera demasiado azul, de Julieta Dobles, Ida y vuelta de Roxana Pinto y Por Costa Rica de viaje: sus trípticos, de Jorge Chem.

Esta lista no es exhaustiva, tiene solamente un propósito de ubicación de mis comentarios. Es solamente un panorama general, pues el tema del viaje es un tópico reiterado en la literatura. La evocación de la travesía vista, vivida y, posteriormente, plasmada en algún tipo de escrito, creo, nos va a seguir acompañando por mucho tiempo, seguramente hasta el final.

El artista escénico Luis Carlos Vasquez es el autor del libro Un viaje con Margareth y otros relatos publicado por la editorial Guayaba.

2. El libro Un viaje con Margareth y otros relatos es literatura de viajes

El libro Un viaje con Margareth y otros relatos de Luis Carlos Vásquez, en su título y en cada uno de sus relatos, o sea, en su totalidad, se circunscribe al subgénero de literatura de viajes. Una característica del libro de viajes es la identificación del escritor o escritora y viajero o viajera con el sujeto de enunciación en el relato, por lo tanto, comúnmente se narra en primera persona del singular. Así se hace en la mayoría de relatos de Vásquez, donde predomina un narrador protagonista, quien cuenta lo que recuerda desde sus dos años. Lo que le han contado sobre su propia historia y sobre su familia antepasada se narra en tercera persona, pero enmarca ese relato, al inicio, con la voz del viajero “cierro mis ojos y vuelvo a mi niñez”, “mi abuelo” dice el narrador protagonista; luego le cede la palabra a un narrador en tercera persona que cuenta la historia de sus antepasados en Italia y el viaje de migración hacia América; y, una vez que pisan tierra colombiana, la narración es retomada por el protagonista “mi bisabuelo se estableció en Ciénaga”. Solamente dos relatos completos son narrados en tercera persona, por una voz que no pertenece a la historia.

Marta Rojas es la autora de este artículo. Escritora publicada e investigadora educativa en lingüística.
Catedrática pensionada de la Universidad de Costa Rica.

2.1 El narrador

Una característica del libro de viajes es la identificación del escritor o escritora y viajero o viajera con el sujeto de enunciación en el relato, por lo tanto, comúnmente se narra en primera persona del singular. Así se hace en la mayoría de relatos de Vásquez, donde predomina un narrador protagonista, quien cuenta lo que recuerda desde sus dos años. Lo que le han contado sobre su propia historia y sobre su familia antepasada se narra en tercera persona, pero enmarca ese relato, al inicio, con la voz del viajero “cierro mis ojos y vuelvo a mi niñez”, “mi abuelo” dice el narrador protagonista; luego le cede la palabra a un narrador en tercera persona que cuenta la historia de sus antepasados en Italia y el viaje de migración hacia América; y, una vez que pisan tierra colombiana, la narración es retomada por el protagonista “mi bisabuelo se estableció en Ciénaga”. Solamente dos relatos completos son narrados en tercera persona, por una voz que no pertenece a la historia.

2.2 El viaje físico o geográfico

En cuanto al viaje físico, de la mano de este narrador protagonista recorremos desde NY hasta París; en ferry visitamos a la Virgen de Regla y a pie recorremos el malecón y las calles de la Habana en Cuba; en transportes incómodos la India, Delhi y el Himalaya; en barco, desde la Italia empobrecida por el cólera hasta Colombia y el río Magdalena. Costa Rica aparece solo como referencia del lugar en donde se vive y al que se regresa.

2.3 El viaje espiritual

En un recorrido espiritual nos lleva, en Cuba, hasta el santuario de Yemanya, diosa del mar y a los ancestros africanos reconocidos por el narrador como propios en tanto nativo del Caribe colombiano. También vamos a la India, en Madre India, donde el narrador expresa:

“Nunca pensé, de verdad, que el viaje sería una experiencia espiritual tan grande y que marcaría para siempre mi vida”.

Describe momentos y ritos sagrados y se confiesa un ser espiritual y creyente en una dimensión que lo sobrepasa.

“En el lago sagrado de Brahama me destruyo y me construyo, mis partes vuelan, se dividen, temo que mis miembros no puedan juntarse de nuevo en aquel rompecabezas anatómico. Se forma un gran árbol con mis partes, pero logro volver, me deshago en lágrimas… Hay una voz poderosa, constante, que habla sobre el espíritu” (p. 94).

2.4 El viaje hacia sí o de autoconocimiento

Hay un viaje que lleva de la memoria personal y familiar a la memoria colectiva a través del fenómeno de la migración. En este viaje hacia su propia historia personal y ancestral aparece el viaje de las poblaciones migrantes y sus narraciones fundacionales. Esta parte ubica la lectura en las leyendas de la conquista y usurpación, con una naturaleza exuberante.

Se rememora la niñez y la familia en un ambiente macondiano de lo real maravilloso con cine a campo abierto, un abuelo hipnotista, la mitad de un hotel que vuela en un huracán, una adivinadora y un arcángel protector son algunos de los recursos con los que se recrea este mundo y estos tiempos.

Como ven, este libro también representa un viaje de autoconocimiento del narrador, una incursión en sí mismo. “Este tipo de literatura es un testimonio de las transformaciones del viajero en los diferentes planos de su subjetividad”. En sentido abstracto, es un periplo hacia las raíces del autor donde el espacio y el viaje en su trayecto y recorrido son un medio de autoconocimiento y transformación, por ejemplo, el narrador plantea: “Después de la India no seré igual al que era antes, tendré más compasión de los seres humanos que me rodean… la piedad será parte de mi vida” 92-93

3. Riqueza escénica

En todo el texto hay una exquisita definición de ambientes, con una gran riqueza escénica que hace sentir al lector o lectora como en una sala de cine. La descripción magistral de la vestimenta de cada personaje en sus diversos ambientes, ya sea una fiesta en París o una travesía en Cuba, o en un barco de la Conquista, intensifica las imágenes y formas que se palpan y hasta huelen y saborean por el uso de un lenguaje rico en sensaciones que apela a todos los sentidos.

4. Homoerotismo

El narrador desea y admira la belleza masculina. Ver los pies del hombre que le gusta lo excita; describe un encuentro sexual como un campo de batalla de cuerpos sudorosos y falos filosos y maduros; los orgasmos como pequeñas y deliciosas muertes de las que se resucita en plenitud de satisfacción. Estos fuertes y persistentes deseos libidinales son expresados abiertamente. Aunque estas demostraciones de homoerotismo no son nuevas en los textos, lo cierto es que han sido estigmatizadas y las obras que abordan la temática homosexual continúa en un terreno de disidencia dentro del canon literario. Por ello, creo yo, este es un texto valiente y transgresor.

5. Lirismo

En el tejido de la trama, se van también construyendo imágenes poéticas que cargan de emociones los lugares, por ejemplo, la descripción de un amanecer en la Habana:

“El salitre te muerde, Habana, te arranca a pedazos, pero tú estás allí, desde tiempos inmemoriales, desde los huracanes salvajes, desde antes del siglo de las luces, como una amazona impertérrita… Dios, está el mar de mis ensueños lleno de azules… tu mar”.

Este lirismo también rasga la intimidad del protagonista:

“Es imposible no discernir sobre la muerte, sobre los ritos y leyendas que se crean alrededor de la más fiel amiga y enemiga de los vivos… Oh muerte inevitable, todas las culturas tienen rituales para ti y por ti …Recuerdo que yo vestí a mi madre muerta con su mejor vestido, sus mejores zapatos, su collar de perlas; le puse dinero en una cartera y un foco de mano cerca, porque sabía que le temía a la oscuridad”.

Este lirismo se constituye en un llamado profundo a las emociones que, movidas por la belleza y sonoridad de las palabras, conduce a quien lee a diversas formas de catarsis y le envuelve en una sensación de identificación con el mundo narrado.

6. Las mujeres sin parentesco familiar con el narrador

El mundo narrado está habitado, principalmente, por mujeres que, dentro de la categoría ancestral-transgresora se ubican, primordialmente, en la ancestral.

6.1 Margareth

El primer relato da título al libro “Un viaje con Margareth”. En este, de entre una variedad de personajes parisinos y newyorquinos, dos destacan en todo el relato: Margareth y el narrador. El narrador es un artista pobre que vive en NY y se codea con la clase más adinerada por la amistad con Margareth. Ella es una mujer bellísima y sofisticada, con una apariencia de frívola, que esconde, y es algo sobre lo que el leal narrador insiste, una mujer inteligente, bella, extravagante y altruista, es decir, buena persona. En un tumulto de locuras, se trasladan su fiesta loca de NY a París, en su avión particular.

Margareth es un personaje fascinante que yo leo como una Penélope en su versión tradicional. Ella cambia su casa por viajes y fiestas glamorosas, llenas de sus pretendientes, admiradores y paparazis; pero, a toda prueba, le es fiel a un marido infiel. No se atreve a transgredir esta carga ni la cuestiona, la sufre en sus celos, pero sin desatarse de ella.

6.2 La Santita, la mujer virgen, opuesta a la Diabla

La Santita, bella, pero con una imagen virginal que no provocaba el mínimo erotismo, estaba casada con un varonil, pero perverso galán que se excitaba con ella, pero no la toca por considerarla demasiado pura. Era un agresor, por lo cual la Santita le prohíbe la entrada a su habitación. Ella continúa con su vida de piedad y él acrecentando su riqueza y sus visitas a los burdeles. Opuesta a la Santita, aparece La Diabla, la prostituta que, ante la agresión del susodicho, lo castra y huye. La Santita le da santa sepultura y se mete a un convento. Con gotitas de sangre de las llagas de la palma de su mano se hacen relicarios para ayudar a espantar maridos abusadores.

La Santita es la mujer agredida cuya salida es el claustro y el dolor.

6.3 Las mamás que se quedan en Italia, las que callan su dolor

Las mamás que quedan en Italia son el prototipo de la madre sacrificada al máximo:

“Las mujeres del muelle, en la medida en que el barco se alejaba cada vez más, se callaron en un silencio eterno, sepulcral… Anocheció… una gran masa de mujeres vestidas de negro, y el silencio quedó vagando en el aire como un dolor ilimitado en algún nervio del cuerpo, la madre Italia estaba herida, la patria quedaba atrás, las mujeres quedaron solas…”

La mujer ancestral en silencio soporta toda una carga de dolor y simbolismo.

6.4 La costurera y la mujer como administradora de la alacena

En la cubierta del barco, donde viajaban los grupos más pobres “las mujeres lograron juntar todas las provisiones y las administraron con sabiduría, nadie quedaba sin comer por lo menos una vez al día”.

“…doña Lucía era costurera y al igual que todos, se la jugaba con encargos de las señoras de la primera y segunda clases, tenía fama de ser una excelente aplanchadora, no cobraba su trabajo con dinero sino con especies: pan, aceite de oliva, velas, jamón, frutas. Se convirtió en la mejor proveedora de la despensa en común de los pobres de cubierta”.

Esta es la mujer que cuida de su familia y se encarga de que no le falte comida.

6.5 La tejedora: Comunicación y protección

Es una viejita, informante sobre los movimientos del ejército y los comerciantes o narcotraficantes de hashis, comercio ilícito. A partir de sus gestos, el narrador entendió perfectamente el mensaje. Las mantas que le compraron y que el narrador conserva son, para él, símbolo de protección y comunicación universal.

Aunque con un rol menos estereotipado, su significado sigue siendo ancestral. El fruto de sus manos protege y comunica.

6.6 Las brujas: protección y augurios

En Italia, una mujer vieja que prepara pócimas, filtros de amor y cultiva hierbas medicinales, sabia, agradecida y compasiva; pero menospreciada por una sociedad de doble moral que en privado la consulta y en público reniega de ella.

Esta mujer sabia, por gratitud, les da consejos de limpieza para evitar el cólera a la tatarabuela del protagonista y le predice que sus hijos emigrarán y nunca más los volverá a ver. A su bisabuelo Giuseppe le dice que “va a llegar a un lugar donde las montañas de nieve pareciera que nacen de la mar…” él le hace caso y por eso desembarca en Colombia.

María es una bruja que huye de la Inquisición española, en el viaje de la Conquista y está ligada al descubrimiento del río Magdalena y, en el último relato, a manera de la ambigüedad de lo fantástico aparece una María, sin edad y con un niño, ¿es la misma o es otra? que protege al padre del protagonista que se salva por un ángel al que le reza su esposa o por la bruja que le advierte que saldrá bien?

Una bruja le predice a su mamá que él será un artista. La vida del protagonista está muy ligada a estos seres y siempre las presenta como seres buenos preocupados por el bienestar y huyendo. Son las transgresoras femeninas de este relato, representan a la figura de la bruja que se reivindica en el feminismo.

Mi invitación a viajar en las páginas de esta obra literaria, en la aventura de vida que se recorre con riesgo, pasión y compromiso. Explora culturas, tiempos y la historia; se inserta en un mundo real con apelativos de fantástico. Un viaje maravilloso que se hace desde la perspectiva de un narrador de mirada artística y poética.

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