Marco Almansa Fernández
Universidad Complutense de Madrid
- INTRODUCCIÓN
Este trabajo trata, brevemente, sobre el culto del mitraísmo, sus orígenes y las características de este culto considerado mistérico. Además, se citará parte de la pugna contra el cristianismo en la búsqueda de una cuota religiosa para ocupar el espacio cultual. Sin embargo, descubriremos que la información sobre este tipo de cultos privados es realmente escasa, dado que no se permitieron dejar registros sobre el mismo. Para todo ello, acudimos a las fuentes literarias cristianas así como los hallazgos arqueológicos que nos han llegado para conocer mejor el mitraísmo.
- DESARROLLO
El mitraísmo es un culto mistérico procedente del Oriente Medio, en concreto de Irán en el II-I Milenio a. C. bajo la religión zoroastrista, que tenía como divinidad principal a Ahura-Mazda. Pero erraríamos si sólo nos quedáramos en este punto geográfico sin citar su otro origen, la India. Este culto indoiranio se irá extendiendo por el Mediterráneo gracias a la participación de otro actor importante, el Imperio Romano. Y fue, precisamente, a partir del s. I d.C. cuando este nuevo culto se incorporó de forma definitiva en el panteón romano.
Tenemos constancia que en época de Pompeyo Magno, en un pasaje descrito por Plutarco (Pomp., XXIV.7)[1] —cuando pretendía, exitosamente, acabar con los piratas que operaban en la región anatólica de Cilicia (67a.C.)— se describe la existencia de la divinidad Mitra y de su culto profesado por dichos corsarios. Aunque, debemos ir al autor latino Estacio para encontrar los primeros indicios literarios de este culto en el Península Itálica (Tebaida, I. 719 ss.)[2] a finales del s. I d.C. Y no será hasta los años 392-395 d.C. cuando con el emperador Teodosio haga desaparecer todo culto mitraico, además del cultus deorum original romano, a favor del cristianismo.
Vamos a tratar los motivos por los que el mitraísmo ha viajado desde Oriente hasta posicionarse en lugares tan alejados como Hispania, norte de África y Britania. Y esto se debe, fundamentalmente, a dos factores sumamente importantes: el movimiento de tropas y el comercio.
En el primer caso, las distintas legiones a lo largo de la historia de Roma se fueron trasladando a diferentes regiones a medida que las campañas militares iban consiguiendo sus objetivos territoriales. Por ello, no era de extrañar que viéramos desplazamientos de tropas de un lugar a otro, lo cual no era sólo para la conquista de nuevos territorios, sino también para la resolución de revueltas locales en donde era necesaria la participación del ejército para sofocarlas.
Seguramente, tendríamos que viajar a tiempos del emperador Nerón (54-68 d.C.) para conocer los primeros contactos con la región irania y el culto mitraico. No quita que el Oriente fuera desconocido para los romanos, recordemos las campañas de Marco Licinio Craso contra los persas (55-53a.C.), entre otros conflictos en la zona.
Volviendo a la época neroniana, la pugna por el control de Armenia contra los partos estaba vigente y el movimiento de tropas y relevos fue constante, siendo los primeros momentos del culto mitraico en Italia. Después, se tendría más contacto con las Guerras Partas de Trajano a partir del año 113 d.C. Nuevamente, la disputa volvió a lo largo del s. II-III d.C. Las tropas, primero con Marco Aurelio y después con Septimio Severo, se trasladaron desde Oriente a Germania y viceversa, lo que facilitó que el culto mitraico se instalara en Europa, así como en Britania (también por el traslado de tropas debido a revueltas producidas por los britanos-romanos y al norte del muro de Adriano, los pictos).
En el norte de África a lo largo del s. II-III d.C. se dio un gran esplendor que empezó a decaer a partir de mediados del s. III d.C., lo que produjo un desplazamiento de tropas constantes, con la sucesiva instalación del culto mitraico durante este siglo.
En relación al ambiente comercial, rápidamente, cierto es que pudo tener un peso sustancial en la expansión, sin embargo, no podemos encontrar registro arqueológico concreto sobre este factor. Aunque de forma indudable, el movimiento de familias a otras ciudades, la compartición de ideas entre personas, fue un factor muy a tener en cuenta, no sólo en el caso mitraico, sino en otros cultos o religiones mistéricas.
Debemos tener en presente que el culto mitraico encajó perfectamente con el aspecto militar, preferentemente masculino. Esto se debió a la estructura jerárquica en la que debían transitar los iniciados hasta alcanzar la última y séptima fase del escalafón mitraico, es decir, el pater. Del mismo modo, se puede extrapolar a la promoción militar por méritos que ocurría en el ejército romano. Por este motivo el culto arraigó de forma extensa dentro de las legiones que iban trasladándolo allá donde pasaban.
Ciertamente, no sabemos cómo se denominaban los distintos sacerdotes mitraicos, sin embargo, podemos intuir que adquirían el nombre según la fase que hubiesen alcanzado, de menos a mayor las indicamos. El iniciado sería designado Corax (Cuervo); Nymphus (Novio); Miles (Soldado); Leo (León); Perses (Persa); Heliodromus (Corredor del Sol) y Pater (Padre). Estos nombres y sus símbolos los podemos conocer gracias al Mitreum (lugar donde se practicaba el culto mitraico) de Ostia, en Italia. Porfirio (de Abstinentia, 4.16) afirmaba que los sacerdotes mitraicos podrían ser llamados “cuervos”, aunque esto, probablemente, sea una confusión con el grado de iniciación.
Para los mitraicos, su divinidad representaba el ciclo de la vida, esto es, el simbolismo de la vida hasta la muerte y el eterno retorno. Además, también prometía una especie de vida eterna en un Más Allá tras la muerte terrenal. De hecho, si nos fijamos en las representaciones de Mitra con la denominada Tauroctonía, observamos que en la esquina superior izquierda aparece el Sol, al otro lado la Luna. Por otro lado, en los laterales, aparecen las distintas fases o trabajos que podían haber realizado la divinidad para conseguir el toro blanco de sacrificio. En el interior de la escena aparecen, a ambos lados de Mitra, los gemelos Cautes (amanecer) y Cautómates (anochecer), lo que en su conjunto nos está queriéndonos narrar es el ciclo vital del día y de la vida. Toda esta escena está en el interior de una cueva, pues es el lugar donde se ocultó Mitra para el sacrificio taurobólico o, según otras versiones, donde nació esta divinidad. Y, es precisamente este suceso lo que influirá en la arquitectura de los diferentes mitreos, que imitarán la oscuridad de la cavidad, sin aperturas hacia el exterior, con la única iluminación de algunas antorchas o lucernas, como en Cabra (Códoba), Lugo, Londres, Dura Europos (Siria), Roma, Germania o los Países Bajos.
Existen varios animales dentro de la imagen de la Tauroctonía, como un escorpión que pinza los testículos del toro o una serpiente que bebe la sangre junto a un perro, a los que se les atribuye un significado astrológico. Pero nos queremos fijar en el ave que aparece junto al Sol, un cuervo. Este animal servía de mensajero entre la divinidad principal y Mitra, tal vez también entre el Pater y el resto de iniciados, siendo el Corax un ayudante-correo, tal como aparecen en Roma los veredarii, los mensajeros.
El mitraísmo tiene multitud de elementos sincréticos, es decir, de fusión o unión con otras divinidades. Por ejemplo, tenemos, tanto por parte de Europa y en Hispania, un sincretismo en Mitra-Mercurio y Mitra-Júpiter Dolichenus, o bien, se puede decir que al menos aparecen Mercurio y Júpiter dentro del espacio mitraico. También nos encontramos con un Mitra-Sol Invictus que será el culmen de las uniones, teniendo el mayor auge de culto con el emperador Aureliano en torno a los años 270-275 d.C. Y también, entre otros, como parte de lo comentado anteriormente, de su relación con el paso del tiempo y el ciclo de la vida, aparece un Mitra-Cronos como el que se encuentra en el Museo Arqueológico de Mérida (España). Además, se representan figuras leontocéfalas con una serpiente enroscada, significado, en este caso, del tiempo.
- MITRAISMO Y CRISTIANISMO
Dado que existen multitud de semejanzas con el cristianismo o de éste con el mitraísmo, quisiéramos añadir precisamente un texto que indica este conflicto que ya sucedía en el s. III-IV d.C. Se trata de un relato de Justino Mártir, Primera disculpa , cap. 66:
Porque los apóstoles, en las memorias escritas por ellos, que se llaman Evangelios, así nos han entregado lo que les fue ordenado; que Jesús tomó pan, y habiendo dado gracias, dijo: `Haced esto en memoria de Mí, este es Mi cuerpo´ y que, de la misma manera, tomando la copa y habiendo dado gracias, dijo: `Esta es mi sangre´; y se lo dio a ellos solos. Que los diablos malvados han imitado en los misterios de Mitra, ordenando que se haga lo mismo. Porque, ese pan y un vaso de agua se colocan con ciertos encantamientos en los ritos místicos de uno que es siendo iniciado, o sabe o puede aprender.
Esto nos da una imagen, primero errónea, de quién adoptó o copió a quien. Pues era muy habitual en los cultos mistéricos, antes de la aparición del cristianismo, que nació con el mismo significado, que éstos realizaran ofrendas de pan, vino y ejecutaran banquetes de comunión y rituales de tránsito, como un bautizo o ceremonias similares.
Se celebraba el 25 de diciembre el nacimiento de Mitra, igual que otras divinidades como Horus, Saturno, Dionisio y Jesucristo, fecha nada baladí porque marcaba (actualmente también lo hace), el tránsito desde la noche más larga del año hacia el primer día en el que el nuevo sol hacía que los días durasen más y las noches menos. De allí viene precisamente esa imagen del Sol Invictus de Mitra o de un Jesús-Dios vencedor de las tinieblas.
De estas iniciaciones estaban excluidas las mujeres, quienes sí participaban en los cultos de Isis y Cibeles, entre otros, los cuales tuvieron gran popularidad en Roma. Este fue un motivo por el que el mitraísmo no triunfó sobre el cristianismo, además de las prohibiciones teodosianas. Es decir, dado que, aunque ofrecía la posibilidad de una vida en el Más Allá al igual que el cristianismo, no permitía la participación femenina y por tanto, que las mujeres pudiesen beneficiarse del consumo alimentario. Por otro lado, el cristianismo intentó dar de comer a toda persona independientemente de su género o clase social, ya que la tendencia natural de las familias era, para obtener algo de alimento, depender del asistencialismo y la caridad de la comunidad cristiana, integrándose en ella.
Nota del autor: Para tener un panorama más amplio, es aconsejable visualizar el vídeo de la charla que se realizó sobre este tema el día 1 de febrero de 2021, a través de las redes sociales de la Revista Virtual Quimera.
- BIBLIOGRAFÍA
CLAUS, M., (2000): The Roman Cult of Mithras. The God and his Mysteries, (trad. R. Gordon), Edimburg.
CUMONT, F., (1987): Las religiones orientales, Madrid.
ROMERO MAYORGA, C. (2016): Iconografía mitraica en Hispania. Universidad Complutense de Madrid. (tesis doctoral).
RUBINO, C., , (2006): “Pompeyo Magno, los piratas cilicios y la introducción del Mitraísmo en el Imperio romano según Plutarco”, Latomus, 65. 4, pp. 915-927.
SCHMIDT, H.P., (1978), “Indo-iranian Mitra Studies: The State of the central problem”, Études Mithriaques, Acta Iranica, vol. 17. Leiden, pp. 340-365.
TURCAN, R., , (1993): Los cultos orientales en el mundo romano, Madrid.
[1] ξένας δὲ θυσίας ἔθυον αὐτοὶ τὰς ἐν Ὀλύμπῳ, καὶ τελετάς τινας ἀπορρήτους ἐτέλουν, ὧν ἡ τοῦ Μίθρου καὶ μέχρι δεῦρο διασώζεται καταδειχθεῖσα πρῶτον ὑπ᾽ ἐκείνων.
[2]Te llames Mitra, y con rigor eterno tuerzas del toro el indomable cuerno.
Sobre el autor
Marco Almansa Fernández es Doctor en Historia Antigua de Roma y Ciencias de las Religiones por la Universidad Complutense de Madrid. Sus investigaciones giran en torno a la religión y las prácticas cultuales en la antigua Roma, tema que desarrolló en su tesis titulada “El delito religioso en el sacrificio romano” en el 2019. Así mismo, ha hecho numerosas publicaciones hablando sobre la historia romana, tanto militar, religiosa y cultural, impartido varios cursos sobre la Historia de Roma. Además, es presidente y fundador de la Asociación cultural y de recreación histórica Mos Religiosus.